En dos de los municipios más afectados por el conflicto armado en el sur del departamento de Bolívar, San Pablo y Simití, se desarrolla el proyecto productivo agropecuario de aceite de palma, Coproagrosur, en donde se ha llevado a cabo uno de los procesos de reconciliación más importantes del país.
Allí trabajan en paz víctimas y ex victimarios del conflicto armado en 17 predios conformados por 870 hectáreas en los que la producción de aceite de palma ha permitido que el proyecto sea auto sostenible y que en el año 2018 produjera $3.300 millones.
Con 77 trabajadores directos (73% son víctimas) y otro tanto de empleos indirectos, Coproagrosur es el mayor empleador de la zona.
El director de la Unidad para las Víctimas, Ramón Rodríguez Andrade, visitó este miércoles el proyecto en Simití y anunció que será repotenciado. “Aunque es autosostenible, la Unidad está buscando inversiones adicionales para darle un nuevo impulso y poder aumentar la producción de aceite de palma para seguir transformando la vida de las personas que trabajan allí de manera directa e indirecta. Se espera que podamos obtener mayor producción en dos años”.
Según una encuesta hecha por la Unidad para las Víctimas con quienes trabajan en el proyecto productivo de palma de aceite, el 98% mejoró sus ingresos mensuales gracias a la plantación, además de que significó para muchos un cambio a la legalidad y a la formalidad laboral. Una parte de estas personas antes trabajaban en cultivos ilícitos y minería ilegal y la mayoría tenía muy baja formación académica.
La cooperativa Coproagrosur fue entregada por la Fiscalía a la antigua Acción Social en 2009 y después de diversos procesos llegó el 23 de julio de 2014 a la administración del Fondo de Reparación para las Víctimas, cuya personería jurídica está en cabeza de la Unidad para las Víctimas, de acuerdo con la Ley 1448 de 2011 y el artículo 54 de la Ley 975 de 2005.
(Fin/DRR/MPA)
