Escudo de Colombia y texto de la Unidad para las Víctimas

Víctimas de violencia sexual participaron en una jornada de sanación y autocuidado en Sincelejo

Con el acompañamiento de la Unidad para las Víctimas, el pasado 29 de mayo, se realizó una jornada de ‘Juntanza’, autocuidado y sanación en Sincelejo, Sucre.

20 mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado, que ahora son lideresas de diferentes comunidades de Sucre, conmemoraron el Día nacional por la dignidad de las mujeres víctimas de violencia sexual. Esta jornada contó con el apoyo del grupo de Atención Psicosocial de la dirección de Reparación de la Unidad para las Víctimas.

Estas lideresas provenientes de los municipios de Corozal, Morroa, San Onofre, Bellavista, Los Palmitos, Majagual, Sincelejo, San Antonio de Palmito y Coveñas, se reunieron para fortalecer, socializar entre ellas y visibilizar su voz, como protagonistas de la historia del país que merece ser contada, reconocida y reparada.

“Conmemoramos la lucha de las mujeres víctimas de la violencia sexual en el marco del conflicto armado, en el que encontramos un espacio para compartir, juntarnos, contar lo sucedido y visibilizar sus historias de vida y su voz, para alcanzar un reconocimiento de la tragedia que ellas han vivido, pero también su poder para transformar esta situación”, expresó Luisa Horta, directora territorial en Sucre de la Unidad para las Víctimas.

Durante el desarrollo de la agenda, estas lideresas expresaron un mensaje a aquellas mujeres que también han sufrido el flagelo de la violencia y que necesitan ser animadas a recuperar su voz y sus proyectos de vida, así como un mensaje a la sociedad colombiana que no esté en sintonía con este capítulo generado por el conflicto armado. Estas fueron algunas de sus manifestaciones:

“Quiero agarrarle la mano al presidente para decirle que, para que la Paz Total sea posible, las mujeres que hemos sido víctimas de violencia sexual debemos ser visibilizadas y el país debe conocer lo que nos sucedió”.

Carmen Conde, representante Mesa de Víctimas de Sincelejo.

“Me siento orgullosa de mi vida, de mi raza negra y de mis luchas, a pesar de lo vivido. No es una opción no seguir adelante”.

Doris Laguna, de San Onofre.

“La felicidad se la proporciona uno mismo, por eso invito a las mujeres a que nos amemos porque somos poderosas y somos ejemplo para muchas otras, ya que hemos sido capaces de superar mucha adversidad”.

Annie Mercado, Organización Esfuérzate, Corozal.

“Amo la vida porque, a pesar de todo lo que me sucedió, puedo decir que he estado muy bien rodeada después. Sé que hay que vivir la vida, gozarla y bailarla”.

Alba Paternina, de Morroa.

“Lo que nos pasó fue muy duro, pero tenemos fortaleza y necesitamos aún más, para poder seguir superando todo lo que el conflicto nos causó”.

Margarita Peña, residente en Coveñas.

“Empecé a conocer mujeres que me ayudaron a renacer en esa transformación, lo que me ha permitido reconocer y fortalecer mi valor, y empoderarme. Yo misma me miro y me sorprendo de cómo va floreciendo una nueva fuerza en mí”.

María Quiroz, Mesa de Víctimas Sucre, residente en Corozal.

“Yo sé que todas estamos aquí por un hecho, pero tenemos que superar lo que eso nos causó, y estar aquí nos sirve como aliciente para saber cómo solucionarlo”.

Yanet Yojaira Feria, de Bellavista.

“Yo desde chiquita fui independiente y le doy gracias a Dios, porque desde muy temprano aprendí a luchar y me la guerreo todos los días, a pesar de lo que pasó. Sigo adelante, luchando y contenta”.

Ana Judith Salgado, de la vereda Asmón, en Morroa.

“A pesar de lo que nos haya sucedido, nada nos detiene y no nos quita el brillo”.

Karen Aguilar, en Sincelejo.

“Yo he aprendido a tener una voz, a hacerme sentir y que sea lo que yo quiero vivir. Por eso le digo a las mujeres que debemos ser una sola voz que como mujeres víctimas debemos ser visibilizadas”.

Yanelis Serpa, de San Antonio de Palmito.

“Ser víctima de violencia sexual no es algo sencillo, es difícil de reconocer. Hoy tengo la posibilidad y la satisfacción de poder trabajar por las comunidades rurales, para construir sociedad”.

Elia Teresa Serpa, de Majagual.

Adicionalmente, este espacio sirvió para recordar que la Unidad para las Víctimas es una entidad del Estado siempre dispuesta a brindar respaldo institucional a las víctimas de este flagelo, con la intención de que se sigan generando espacios de articulación entre las entidades del Estado y la sociedad civil.

En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir” con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.